Erase una vez una gamba
una gamba muy sandunguera
que bailaba siempre la samba
a la sombra de una palmera.
Erase una vez otra gamba
a la sombra de un cocotero.
Esa no bailaba la samba
le gustaba el porompompero.
Erase una vez un cangrejo
que bailaba el aserejé
y por culpa de tanta pata
se formaba un pitote
y lo bailaba al revés.
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